sábado, 15 de octubre de 2011

La CAM asume las propiedades en México de Hansa


Es la promotora de Novo Carthago, participada en un 30% por la propia entidad de crédito, y le debía a la caja más de 114 millones de euros

 09:20  
La sede de la promotora alicantina Hansa Urbana, participada por la CAM.
 

DAVID NAVARRO ­Incluso después de su nacionalización, Caja Mediterráneo (CAM) sigue sumando nuevas propiedades a su ya abultada cartera inmobiliaria. Los nuevos administradores de la caja designados por el FROB han aceptado la propuesta de Hansa Urbana para cancelar la deuda de 114 millones de euros que mantenía con la entidad a cambio de la cesión de distintos activos, entre ellos la mayoría de las acciones de las sociedades que la promotora tiene en México.

De esta forma, la caja, que ya era accionista minoritario en ambos proyectos, pasará a controlar tanto el complejo que la firma desarrolla en Cancún, como el que tiene previsto iniciar en Cabo Cortés (Baja California), según confirmó el director general de la compañía, Juan Rafael Galea. El acuerdo también incluye la cesión de diversos terrenos en España, ubicados en Valladolid y Zaragoza, y permitirá a la promotora reducir el elevado nivel de endeudamiento que estaba asfixiando su actividad.

Las conversaciones para el canje de deuda entre Hansa y la CAM se venían desarrollando desde hace meses y en julio estuvo a punto de cerrarse el pacto. Sin embargo, la intervención de la entidad por parte del Banco de España paralizó la operación, a la que ahora han dado luz verde los nuevos gestores.

Tras registrar pérdidas por valor de 6,9 millones de euros en 2009, Hansa consiguió remontar la situación y el año pasado cerró el ejercicio con unas ganancias de 11,8 millones gracias a una importante reducción de gastos y un aumento de las ventas hasta los 76 millones, según datos aportados por la propia firma. El problema es que los 250 millones que debía a los bancos le impedían poner en marcha nuevos proyectos y desarrollar un plan de negocio viable. De esta cantidad, casi la mitad –114 millones– correspondían a créditos concedidos por la CAM, que además es accionista de la promotora, con un 30% de su capital.

Precisamente por esta condición de accionista, CAM era la que más tenía que perder si la compañía que promueve la urbanización Novo Carthago, en el Mar Menor, realizara una suspensión de pagos –algo descartado en estos momentos–, ya que hubiera sido la última en cobrar. Tras el acuerdo con la CAM, Hansa confía en pactar una renegociación del resto de su deuda –135 millones– antes de final de año, según su director general.

A pesar de la polémica que ya suscitó en su día la inversión de la caja en estos proyectos, a los que algunos han señalado entre los ´agujeros´ de la entidad, Juan Rafael Galea defiende la operación y señala que si «los administradores del FROB la han aceptado es porque les ha convencido». Así, Galea destaca que los activos que se queda la CAM en México «son muy líquidos» y sus perspectivas de comercialización son en estos momentos «mejores» que las de cualquier proyecto en España, donde el mercado inmobiliario está hundido.

La promotora seguirá manteniendo una participación, aunque minoritaria, en ambos proyectos y está en negociaciones con tres posibles inversores que podrían aportar financiación a Cabo Cortés.

En el caso del proyecto de Cancún, la CAM ya poseía el 20% de la sociedad Hotelera HM que lo desarrolla. Se trata de un «megacomplejo» que ocupa más de 100.000 metros cuadrados con 780 viviendas repartidas en villas unifamiliares con salida directa al canal náutico y torres de apartamentos con vistas al mar, y un campo de golf de 18 hoyos. Además, también incluye un hotel de lujo de cinco estrellas y 250 habitaciones, fitness club y SPA.

Según el director general de Hansa Urbana, se están vendiendo entre seis y siete viviendas mensuales, una cifra que no está mal teniendo en cuenta que, según la web del complejo, los precios están fijados a partir de los 290.000 euros.

La caja también tenía ya el 22,19% de Hansa Cabo, la responsable de la macrourbanización que se quiere construir en Cabo Cortés y que ha sido objeto de denuncia por parte de las organizaciones ecologistas al hallarse en el entorno de una reserva marina protegida. Sin embargo, el proyecto cuenta con todas las bendiciones de las autoridades mexicanas. Con más de 35 millones de metros cuadrados, podría albergar unas 3.000 viviendas, varios hoteles, marina deportiva y, según la web de la compañía, en el futuro podría contar incluso con un aeropuerto para aviones privados.


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