Alicante
SabadellCAM se queda con terrenos de Hansa en California y de Ortiz en Alicante
El banco sigue la hoja de ruta de
desinversiones tras vender ya 23 de 82 participadas heredadas de la Caja
y el barco CAM, aunque se bloquea la dación de Ros Casares
16.04.13 - 00:33 -
La hoja de ruta del grupo SabadellCAM respecto a la cartera
industrial heredada de la extinta Caja Mediterránea está clara:
desinvertir, sin prisas pero sin pausas y en base al mandato de Bruselas
ante la adjudicación de la entidad alicantina, y no ser socio estable
en ninguna de esas sociedades (inmobiliarias o no inmobiliarias). El
tiempo es distinto en cada caso. Precisamente por ello, una de las
primeras desinversiones tienen que ver con dos de los promotores y
constructores con los que la desaparecida CAM fue compañera de viaje en
los tiempos del boom inmobiliario: Hansa Urbana y Cívica de Enrique
Ortiz.
En el caso de Ortiz, el mayor contratista del Ayuntamiento
de Alicante, recientemente beneficiario de la mayor concesión municipal,
la de recogida de residuos sólidos urbanos, valorada en más de 300
millones de euros para los próximos ocho años, el nuevo propietario de
la extinta Caja Mediterráneo ha decidido disolver (lo que ocurrirá
formalmente dentro de unos días) la sociedad Dreamview, SL, cuyo objeto
era el de ser agente urbanizador, o sea, gestor de suelos urbanizables.
Sabadell también quita lastre mercantil en el sector
inmobiliario de la mano de Hansa Urbana, otra herencia CAM. La sociedad
liderada por Rafael Galea ya le ha traspasado a SabadellCAM el suelo de
Los Cabos, en Baja California, adonde preveía miles de casas y complejos
hoteleros, pese a la oposición de los ecologistas. Esta desinversión
está pendiente del dictamen del Fondo de Garantía de Depósitos. Hansa
mantiene con Sabadell un riesgo crediticio de 150 millones, pero el
banco pasa de tener el 50% de las acciones a solo el 31%, siguiendo así
el mandato de la UE. La operación, también con quebranto económico para
el Sabadell, está tasada en 2 millones de euros. Sabadell colabora con
el grupo OHL para la revisión del proyecto y la exploración de
inversiones internacionales, pues el grupo bancario no quiere seguir en
primera persona como promotor. Solo la sociedad de Cabo Cortés de Hansa
arrastra deudas por 200 millones al comprar el suelo en máximos de
tasación, aunque el quebranto está cubierto por el EPA del FGD.