miércoles, 27 de abril de 2011

El naufragio mexicano de la CAM

Economía

Hitos de una gestión ruinosa

01.04.11 - 00:05 -

La mala gestión llevada a cabo, jalonada por operaciones temerarias emprendidas al margen de la estricta gestión bancaria, ha dado lugar al crecimiento desmesurado de un gigante -cuarta caja de ahorros de España-, que en realidad tenía los pies de barro y que ha acabado por desmoronarse pese a querer sustentarse en artificios de imagen como el de las cuotas participativas. «La búsqueda de un crecimiento desmesurado le ha hecho embarcarse en muchas operaciones ruinosas», señala una fuente cercana a la entidad, quien subraya que la entidad se ha movido a contracorriente: mientras el resto de cajas salía del negocio inmobiliario, Caja Mediterráneo continuaba buscando el 'pelotazo'. 
 
Naufragio mexicano
Los proyectos exteriores de Caja Mediterráneo se cuentan por fracasos. En abril de 2007, adquirió una participación directa del 5% en el BMCE Bank (Banco Marroquí de Comercio Exterior) por 132 millones de euros.
Más cara, y a la postre también más ruinosa, le resultó la compra de la sociedad financiera mexicana Crédito Inmobiliario, especializada en préstamos hipotecarios y a empresas, por 144 millones de euros. El mismo año de la adquisición del 100% de su capital, la sociedad mexicana tuvo unas pérdidas de 120 millones de euros. Pocos meses después, la CAM se vio forzada a invertir otros 150 millones para salvarla.
 
Atrapados por el 'boom'
La apuesta desmesurada por el sector del ladrillo se ha convertido en un factor clave que ha acabado por lastrar los resultados y comprometer su equilibrio financiero. De hecho, acumula hasta 11.200 millones de euros en créditos al sector inmobiliario, concedidos a constructores y promotores. Lo peor es que cada vez se está haciendo más complicado recuperar lo prestado, tal como demuestra su índice de morosidad en este segmento, que ha crecido prácticamente el doble que el ratio de mora general en los últimos cuatro años.
«Ha sido presa de su ímpetu en con el 'boom' inmobiliario y ha concedido préstamos sin prudencia y sin exigir garantías adicionales, algo que otras cajas sí que tuvieron la precaución de hacer», señala un experto del sector financiero. Ocurrió con Hansa Urbana, propiedad de la familia Galea, en la que Caja Mediterráneo participa con un 24% del capital. La CAM le dio respaldo con líneas crediticias generosas en su apuesta internacional. Algunas estimaciones apuntan que sólo el volumen comprometido con esta sociedad superaría los 750 millones de euros. Pero no es el único caso.

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